Cuando te conviertes en mi destino

El lugar más sagrado de todos es aquel donde un antiguo odio se ha convertido en un amor presente. UCDM
Los destinos de nuestra familia de origen se vuelven los destinos de nuestra relación de pareja y ninguno de nosotros podemos evitarlo, cambiarlos aunque lo quisieramos hacer.
Pero podemos asentir a lo viene a vivir a través nuestro, y mirarlo con atención, sin excluir o rechazar nada. Sin querer evadir el dolor que sentimos o el daño causado. Reconociendo que como adultos todos tenemos la misma responsabilidad: Convertir la herida en un lugar por donde permitir entrar la luz, y asumir la culpa y crecer más allá de ella. Entonces nosotros nos vemos transformados por fuerzas que no están a nuestro alcance directamente. Que nos mostrarán que estar juntos o no estarlo, no es la prioridad.
Podremos ver como este encuentro no es fortuito, es una corriente que ha venido a sumergirnos más adentro que nuestra conciencia individual. El dolor abrirá una herida ancestral. El llanto nos permitirá recordar una antigua melodía sanadora. Nos llevará al lugar donde nos separamos antes de vernos aquí por vez primera. Y si puedes abrirte a ese instante lo suficiente, sin buscar argumentos para cada resentimiento, sin duda se te mostrará como cada confluencia de estas corrientes ancestrales, son un movimiento sanador del alma, que usa cada encuentro para reconciliar tu corazón con todos los corazones. Para fundir todos los destinos en un sólo Destino.